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EXILIO

Al finalizar la guerra en 1840, las hermanas fueron desterradas. Los liberales ganaron la guerra civil, y por lo tanto, aunque ellas no habían participado por ideologías políticas o partidarias, y habían prestado sus servicios a los dos bandos, debieron marchar al exilio.

Fueron a Francia, a Toulouse, donde las recibieron las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul en el Hospital de San José de la Grave.

El grupo de las cuatro hermanas de la Caridad, con Ana María como superiora, salieron de Andorra en otoño de 1840...

En el Hospital de la Grave ayudaban a los refugiados españoles con sus palabras de consuelo y colaborando en las tómbolas organizadas por el arzobispado de Tolouse para recaudar fondos en su favor.

 

 

CASA DE MISERICORDIA

Al volver del Exilio, en el año 1844, una vez que autorizaron el regreso de los expatriados a España, Ana María vuelve al Hospital y se reúne nuevamente con sus hermanas.

Unos años más tarde, en febrero de 1849, la madre Janer se hizo cargo de la Casa de caridad o de Misericordia de Cervera, y allí se dedicó generosamente a la educación y cuidado de niños y jóvenes huérfanos y pobres, y fue para ellos una madre cariñosa, procurando que no les faltara nunca pan e instrucción y, sobre todo, el afecto y el cariño familiar.  En la Real casa de Misericordia, la Madre Janer dio constantemente pruebas del espíritu de caridad y amor tierno a los asilados, con los incesantes desvelos sobre sus necesidades que socorría con amor maternal sin excusar sacrificio. Sobre los cuidados que le inspiraban sus dolencias físicas, tenía superior interés por la formación del hombre moral y el desarrollo de su inteligencia: así que la Madre era estimada por todos por sus cualidades de educadora.

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